jueves, 5 de diciembre de 2013

La ebriedad ritual.

En esta noche nublada, caminando las calles de vuelta a casa, me fijo en tantos síntomas de nuestra descomposición social, del tallado y la moldura de años y años de esta cultura paraca, traqueta, descompuesta, capitalista pero sobre todo colonizada.

Me fijo en estos síntomas con la objetividad pertinente, pero eso no me quita que me duele en las entrañas la situación que veo. Nuestras gentes vendiendo y comprando chécheres baratos o elaborados, que no benefician a nadie si no al lucro del capital, hasta las 12 de la noche el comercio se mueve y lo del Cesar  pulula. Pero que tan sabia es mi Madre que sin conocer a esos grandes Maestros Marx, Engels, entre otros, maneja la dialéctica con su destreza, pues no  me pidió regalos, ni chécheres, ni detalles solo ordeno, ser un buen hijo, un gran ejemplo para mi familia y la sociedad.
Gentes, muchas gentes embriagadas borrachas, vomitando en las calles sin rumbo por que no lo recuerdan, hermanos matándose entre ellos cobrándose quien sabe que, conductores borrachos, transeúntes borrachos, instituciones escuálidas convencidas del ejercicio del derecho pero siervas infames del capitalismo.

Ebriedad tonta del capitalismo, es nuestra herencia colonial, resultado de las reformas Borbónicas y del tarado Mutis que diosificaron  la higiene, o mejor nos subordinaron con la higiene, nos hicieron normales para la ciudad, para la calle empedrada, para la camisa, para el pelo corto y para las bebidas destiladas y extranjeras.

Nos impusieron la ebriedad capitalista, la ebriedad sin sentido, la ebriedad que potencia las emocionalidades de la tristeza, de la rabia y el dolor engañándonos con la falsa ilusión de la dominación del otro. Dejó de existir la ebriedad ritual, la nuestra, la propia, la ebriedad con sentido y la embriaguez del ser.

La ebriedad ritual somos en esencia, pues en esencia no solo somos inteligencia, ni raciocinio, también somos emociones, trabajo y espiritualidad. La ebriedad ritual fue remplazada por la ebriedad capitalista, la bebida destilada no la impusieron sobre la bebida fermentada, nos introdujeron el Whisky no lo cambiaron por la chicha y el guarapo.

Desde la colonia nos cuestionaron nuestro vestido, nuestra lengua, nuestra forma de relacionarnos con el mundo y condenaron la chicha como bebida del demonio, le atribuían propiedades malditas y como vicio de la ralea pueblerina. Abría que acabarla empezando por las chicherías, empezando por los cultivos e introduciéndonos el licor extranjero y su cultura con el, nos colonizaron con la ebriedad capitalista.

Pero la chicha es memoria de la ebriedad ritual, por que nos recuerda que venimos de la naturaleza, nos recuerda que al consumirla recordamos nuestro origen, nos recuerda que bebemos y vivimos, del Maíz, de la Quinua, de la Yuca, de la Arracacha.

La chicha nos recuerda que la naturaleza son relaciones de la energía, los seres humanos somos relaciones, somos tejidos entre humanos, entonces la chicha nos embriaga, nos alimenta y nos satisface, es nuestra bebida, por tanto nuestra ebriedad.

De tal manera que renuncio a la ebriedad capitalista, a la ebriedad sin sentido, a la ebriedad del odio y la imposición de la muerte sobre la vida, para proponer recuperar la ebriedad ritual.

Propongamos la metodología del tomar y dialogar, escuchando lo que el otro o la otra tenga que decir, realmente escuchar y no con el afán de imponerme, reconozcámonos en la diferencia embriaguémonos, brindemos, conspiremos las tácticas de la utopía, con la totuma, con el trago, pero con respeto de que la bebida es la excusa y lo importante es la relación.

Propongamos tomar chicha,  guarapo o chirrinchi sembrando nuestras plantas  para fabricarla nosotros mismos, cuando este lista la bebida hacer un festejo e invitar a nuestra comunidad para bailar toda la noche felices y al otro día dormir el guayabo y el cansancio.

Que en la dura jornada, no tomemos hidratantes artificiales, tomemos chicha o guarapo,  por que las dos alimentan mucho, de tal forma que si nuestros hijos juegan a trabajar, o trabajan jugando no nos de pena como Padres brindarles un sorbo de chicha, por que jugaron, por que trabajaron son dignos de ella.

Proponemos la ebriedad ritual que es del alimento y del conocimiento, la ebriedad con sentido, la ebriedad del compartir con el otro o la otra, de la sonrisa de la vida. Condenando la ebriedad capitalista que es la misma de la muerte.
    LEON

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